Esta vivienda tiene un lugar especial porque fue uno de mis primeros encargos en los que pude expresar mi creatividad a través de la arquitectura.

La pareja quería una vivienda para su futuro cercano, y también lejano. Querían un espacio en el que poder evadirse y compraron un terreno en la huerta de Murcia rodeados de parcelas de regadío. Además, la parcela había sido utilizada anteriormente como vivero de palmeras por lo que decidimos arrancar las mínimas para incorporar la casa dentro de un entorno que parecía más tropical que de huerta.

El estilo que se escogió en este caso fue el minimalismo “tropical”. Se buscaban espacios blancos y amplios en los que se combinaban los elementos neutros como acabados de hormigón y maderas con muebles de estilo balinés.

La vivienda, además, se hizo en madera con sistema balloon framing que consiste en la creación de marcos de madera utilizando los muros como elementos estructurales. Como particularidad sacamos esa estructura de su armazón y la exhibimos al exterior funcionando como un elemento de protección hacia el oeste que, junto con los voladizos y las palmeras, crea un espacio de paso entre las habitaciones y la zona social de la piscina. De esta manera se deja ver el pino rojo en sus fachadas y también permea este acabado en el interior en la realización de la cocina. Una cocina completamente en bloque que se abre solo para hacer uso de ella.

Algunas de las particularidades de esta casa fue, que al estar situada en huerta, teníamos varios condicionantes como el levantar la vivienda por el nivel freático, el respeto de las acequias del entorno y la realización de una casa independiente a nivel energético. Al pedir la solicitud de un punto de luz nos lo denegaron por falta de potencia. Al sopesar el coste del transformador, decidimos poner una batería de paneles solares con dos baterías para no requerir de energía externa, dando potencia suficiente como para la vivienda, el mantenimiento de la piscina, la domótica y para cargar los coches eléctricos.