El conjunto de viviendas databa de 1958, y el edificio fue restaurado con la intención de la posterior venta de los inmuebles. Estaba compuesto por una planta baja y primera con dos grandes patios. Fue construido en muros de carga y con un distribuidor en su interior sin ascensor por el que se entraba desde el centro del edificio.

Cuando llegamos nos encontramos un paraje desolador: había sido vandalizado y okupado durante años. Podíamos ver claramente el fertilizante utilizado para cultivar marihuana, todo lo que había sido considerado basura se fue apartando en varias estancias en los que la limpieza fue uno de los factores más importantes. Además, la electricidad estaba pinchada de la calle, las tarimas levantadas, la fontanería no funcionaba ni existía una batería de contadores y la cubierta se encontraba en un estado deplorable. La reforma de los espacios fue ardua pero el resultado valió la pena.

Otras problemáticas que nos encontramos fue que las viviendas tenían 3 dormitorios, salón, cocina y un aseo. Vimos que un aseo no era suficiente y, aprovechando que teníamos el edificio completo, generamos un aseo adicional en cada vivienda en la parte del salón que era donde había más espacio. También las viviendas se encontraban sin dividir en su escritura. En su nota simple aparecía como “edificio” pero no existían como viviendas individuales por lo que se requirió una división horizontal y segregación de estos pisos para poder venderlos de manera separada.

Este edificio fue comprado en un estado deplorable y aunque no tenemos los números exactos de las rentabilidades ya que fue un encargo a nuestro estudio podemos decir que se compró por menos de 60.000 euros y su venta fue más de 350.000 euros (sin contar impuestos como el ITP).