Detroit: ascenso, caída y resurrección de una ciudad

Si me pusiera a hablar de ciudades en el mundo, seguramente hay muchas con una historia más interesante detrás que la de Detroit. Y, seguramente lo haré en su momento. Sin embargo, el caso de esta ciudad es algo que choca. 

Detroit fue una ciudad que hace 30 años mostraba un esplendor como nunca antes se había visto en otras ciudades y que a día de hoy muestra una decadencia sin precedentes.

El paisaje de la Detroit actual es distinto según desde donde se mire. Desde el cielo se ve una ciudad en el que de su centro a orilla del río (en francés, Citat d’Étroit: «Ciudad del Estrecho») está a rebosar de rascacielos y grandes edificios. ¿Y si te dijera que a pie de calle la mayoría están abandonados? Esta es su realidad actual.

El porqué de la caída de esta ciudad se explica si decimos que Detroit era la cuna de los tres fabricantes de coches más grandes de EEUU: Ford, General Motors y Chrysler. Todo el trabajo y la actividad de esta ciudad giraban en torno al sector automovilístico, pero fue a partir de los años 80, cuando se cambiaron las políticas comerciales de la industria automotriz, y se produjo la consecuente caída de Detroit. El uso de la tecnología con robots, la mano de obra más barata en el extranjero y el aumento de la competencia hizo que el desempleo de esta ciudad fuera en 2012 oficialmente del 18% (aunque se dice que el índice real es del 50%), antes de declararse en bancarrota en 2013.

Al sumar el fenómeno social que llevó a esta ciudad a atraer a una gran cantidad de inmigrantes en busca de empleo en la industria automotriz, junto con la dependencia exclusiva de la ciudad en una sola actividad, nos encontramos ante una situación explosiva a punto de estallar. A lo largo del tiempo, la ciudad comenzó a experimentar un éxodo gradual, disminuyendo su población de 1.849.568 habitantes en su apogeo en 1950 a 713.777 en el año 2010.

Además, la demografía cambió. Se precisaba de mano de obra más barata y la mano de obra más barata era la población negra. Fue incrementándose poco a poco pasando de ser el 16% de la población en 1950 hasta el 83% en la actualidad. Por algo el primer discurso de «I have a dream» de Martin Luther King fue en Detroit.

Con esta mezcla en nuestras manos podemos entender a nivel artístico algunas de las corrientes que se generaron en la ciudad de Detroit. De esta urbe surgieron grandes raperos que nacieron en una zona castigada por la pobreza, la precariedad laboral, la capital de los asesinatos, la ciudad con más incendios y considerada «la ciudad más peligrosa de Estados Unidos». Por nombrar algunos: Obie Trice, Big Sean, Dej Loaf y el declarado primer rapero blanco Eminem.

A día de hoy puedes encontrar grandes monumentos en esta ciudad completamente abandonados: la iglesia de Saint Agnes, el hotel Lee Plaza, el teatro de Michigan, el estadio Silverdome de fútbol americano o la iglesia presbiteriana de Woodward Avenue.

Y, a pesar de todo, parece haber un rayo de esperanza. En la actualidad, se está reactivando la industria automovilística y se están reconstruyendo algunos edificios abandonados. A partir de grandes financiaciones privadas como las de Dan Gilbert (el cual ha comprado 70 edificios en Detroit) parece que la ciudad puede volver a resucitar. 

Esta es una ciudad de claroscuros en las que sus sombras son más alargadas que sus luces. Esperemos que su futuro sea más alentador que en sus últimos compases de la que una vez fue conocida como La Ciudad del Motor.

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